Noches bohemias




En clase estamos ahora con la lectura de Luces de Bohemia, el gran esperpento de Valle-Inclán. Cuando vivía en Madrid, y luego en Santiago, la imagen estrambótica de Valle me inspiraba. Solía tener la barba muy larga en aquella época y el modelo para eso era sin duda el escritor gallego, empezando por la conocida estatua que se encuentra en el Paseo de Recoletos Ser extravagante y bohemio era una aspiración. (Si encuentro una foto de aquellos años la pondré aquí.) Un bar que visitaba casi a diario y que era parte fundamental de mis paseos bohemios era el Bar Alaska, en Malasaña. Otro bar que para mí tenía cierto aire bohemio estaba en la Glorieta de Bilbao, un local asturiano donde siempre te ponían un trozo de pan con queso de Cabrales de tapa. Muchos años después, conversando con Antonio Soler, descubrimos que los dos frecuentábamos ese bar en la misma época. No sería nada sorprendente si alguna vez coincidimos. Antonio estaba en aquel entonces haciendo la mili en Madrid. ¡Qué cosas! Y, por supuesto, como Max Estrella en Luces de Bohemia, acabé la noche más de una vez en la Chocolatería San Ginés. 

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