La borrachera infinita




En muchas obras literarias en las cuales el abuso del alcohol tiene un papel importante, el lector puede acabar con la idea de que los alcohólicos siempre están borrachos. En Luces de bohemia, por ejemplo, dada la reducción extrema del tiempo narrado, solo vemos al protagonista, Max Estrella, borracho. Y me viene a la cabeza Under the Volcano, la obra maestra de Malcolm Lowry. Parece que Geoffrey Firmin, el protagonista, siempre está borracho. Es cierto que algunos alcohólicos llegan a situaciones se parecen mucho a las de Max y Firmin, pero no me parece, afortunadamente, muy típico. La realidad es a menudo menos dramática, al menos cara al exterior. Para el alcohólico, las más de las veces domina el drama interior. No es la borrachera, es la obsesión con la bebida, vivir con el espacio sobredimensionado que el alcohol ocupa en nuestras mentes. Donde está la novela que capta esa intranquilidad esencial del alcohólico? El poder ir semanas y semanas sin emborracharse, pero encontrarse, a pesar de eso, muy enfermo.

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